jueves, enero 10, 2008

Tengo un problema con nuestro egoísmo de consumidores

El circuito comercial por el cual intercambiamos papel moneda (etc…) por bienes y servicios cuenta con dos protagonistas excluyentes: vendedor y consumidor. Desde ya que el vendedor no vela por el bienestar del consumidor pero el consumidor le desea lo peor al su contrapartida.

Este deseo de ruina y posterior destrucción se funda en el peor de los egoísmos, el egoísmo por consumir.

Ejemplo práctico 1:
Me gusta “x” remera, le veo con cierto gusto (le vendo ilusiones de comprarla en ese momento al pobre vendedor) y por un instante dudo… “No me termina de convencer”, “lo voy a pensar mejor”, “doy una vuelta y vuelvo”… La cosa es que pensamos que no es buena suficiente para uno. Y acá lo peor, salimos del local sin comprarla pero esperando que no la vendan por las dudas se me ocurre que me gusta. Queremos que alguien no venda algo que ya despreciamos!!!

Ejemplo práctico 2:
Quiero ir al cine, primero pienso: “Ojala no vaya nadie hoy”, “que no tenga que hacer cola”, “que esté vacío”… No, mal! Si no hay nadie en el cine es porque al cine le va mal, le va de lo peor! Uno lo que está anhelando en realidad es que llegue al borde de quebrar, que con dos clientes cada 7 días “funcione”… Queremos condenar al cine a volver a la tierra cuanto antes.

Ya de última es cuando esta clase de actitudes también se expanden hacia nuestros compañeros consumidores (nuestros pares), hasta el límite de casi desearle la muerte a alguien por mera comodidad… Es más estaría bueno que mueran un par de aquellos que piensan ir antes que yo al cine el próximo domingo para así yo sentarme plácidamente en uno de esos lugares del medio, o en lo oscurito para chapar tranquilo...